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Hábitos saludables y esperanza de vida

La disponibilidad de datos estadísticos sobre hábitos de salud de la población va dando cada vez más frutos, ya que en muchos países se dispone de información que va más allá de los últimos veinte o veinticinco años.

Este hecho proporciona nuevas pruebas a las hipótesis que los especialistas han desarrollado de manera especulativa o mediante experimentos de laboratorio. Son datos que proporcionan mucha ayuda no solo desde el punto de vista de los tratamientos, sino también el campo de la prevención.

Prevención que implica, como siempre decimos, una mayor toma de conciencia y responsabilidad de los ciudadanos sobre el estado de su salud. Evidentemente, sigue marcando la pauta el diagnóstico del especialista, en quien debemos confirmar nuestra salud en última instancia, pero nosotros también podemos y debemos participar en la mejora de nuestro estado físico.

Por ejemplo, poniendo en práctica de forma efectiva los buenos hábitos que todo el mundo conoce gracias a la popularidad que ha alcanzado la medicina preventiva y la concienciación social sobre la salud.

El comentario viene a cuento por la lectura de un estudio en el que se apunta que el seguimiento de cinco conductas saludables puede contribuir a explicar las diferencias de longevidad en una amplia mayoría de personas. Evidentemente, siempre hay excepciones de seres humanos longevos que no han cuidado en particular de estos hábitos. Pero en un porcentaje importante de individuos, el modo de conducirse en la vida, sobre todo a partir de los cincuenta años, ofrece diferencias significativas en cuanto a la esperanza de vida.

En concreto, el estudio observa el cumplimiento de cinco hábitos (llevar una dieta saludable, no fumar, realizar ejercicio físico, consumir alcohol de forma muy moderada y mantener un peso normal) en un colectivo de más de 123.000 hombres y mujeres de Estados Unidos en un período de 34 años. Los investigadores concluyen que un varón que siga los cinco preceptos puede vivir de media unos doce años más que quien no cumpla ninguno. En el caso de las mujeres, el aumento de la esperanza de vida puede llegar hasta los 14 años.

No obstante, el trabajo señala que solo un 2% de la población examinada seguía todos los hábitos. Alrededor de un tercio cumplía dos o menos. Es decir, que el margen de mejora por parte de la sociedad es todavía muy amplio. Lo que se espera es que dentro de unos años podamos comprobar que un mayor porcentaje de personas se acerca al pleno cumplimiento de las pautas saludables. Al menos, el superior volumen de información y educación debería conducirnos a tal desenlace. Sin embargo, fenómenos como la obesidad no dejan de crecer.

Por otra parte, otro trabajo indica que la actividad física contribuye a retrasar el envejecimiento cerebral. En el estudio, sobre 1.500 personas mayores de 70 años, se ha descubierto que aquellas que realizaban al menos ejercicio físico moderado ganaban cuatro años de vigor cerebral frente a las sedentarias.

¿Cumples los cinco hábitos? Estamos en un momento adecuado para reflexionar sobre muchas cosas, y esta debería ser una de ellas.

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