Cuando comenzamos una dieta de adelgazamiento, sabemos que la primera etapa es muy importante para el paciente. En pocas semanas hay que conseguir unos resultados visibles para facilitar que las personas mantengan la motivación. Porque sabemos que en los casos de sobrepeso elevado u obesidad, no solo es cuestión de adelgazar lo necesario, sino lograr un cambio destacable en el individuo para que el exceso de peso no regrese en cuanto se abandona la dieta y se vuelve a los malos hábitos.
Como sabéis, no soy partidario de recurrir a ningún medicamento ni a cualquier ayuda artificial que haga perder peso rápidamente. Considero que una dieta natural, basada en una estratégica selección de los alimentos, nos ayudará a adelgazar (perder grasa y no masa muscular) con mucha más eficacia que cualquiera de los remedios radicales y supuestamente milagrosos que suelen ponerse de moda. Para ello, hay que establecer con precisión el programa dietético más adecuado a cada paciente y sacar partido de aquellos nutrientes que nos ayudan a adelgazar con más rapidez. Se trata de los que llamo alimentos catabólicos, para los que el organismo destina mucha energía en su procesamiento, que tienen un bajo aporte calórico y que, tomados en grandes cantidades, contribuyen a crear la necesaria sensación de saciedad. La ventaja de estos alimentos es que con ellos uno puede repetir, colmar el plato y, además, acelerar el adelgazamiento.
Entre ellos se encuentran muchas verduras como el repollo, el brócoli, distintas variedades de lechuga, los espárragos, o frutas como la manzana o el aguacate. No obstante, en el caso de las frutas, debido a la presencia de fructosa, no es conveniente abusar de ellas en esta primera etapa. Lo ideal es que además de formar parte importante de la cura de adelgazamiento, se integren en la dieta diaria posterior, ya que nos ayudarán a mantener el peso con más facilidad.
