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No a las dietas sin control

Antes de decidirse a acudir a un especialista, muchas personas intentan perder peso por su cuenta. Si hablamos de individuos que presentan un leve sobrepeso, su iniciativa no supondrá ningún peligro grave para su salud siempre que sigan las indicaciones básicas que se difunden sobre nutrición, como llevar una alimentación variada, comer con frugalidad y evitar los alimentos de alto índice glucémico y escaso valor nutricional. Perder dos o tres kilogramos con sentido común y sin cometer errores de bulto (ayunos incontrolados, recurso a las dietas milagro, prescindir de alimentos esenciales), puede ser abordado sin ayuda y contribuye a fomentar el autocontrol y el compromiso con la salud.

Sin embargo, estas circunstancias no son las propias de quienes presentan sobrepeso elevado y obesidad. Seguramente, si desean adelgazar de verdad, deben reconocer primero que necesitan ayuda. Su esfuerzo ha de ser de largo aliento y, para mantenerlo, precisan de la participación de un profesional de la medicina y la nutrición. De lo contrario, caen en el absoluto descontrol, que se advierte en las siguientes conductas:

  • Emprenden las dietas por su cuenta.
  • Ni siquiera son capaces de seguir correctamente los principios que marcan los regímenes que han decidido comenzar.
  • No consultan  con su médico para examinar previamente su estado de salud y realizar un seguimiento profesional.
  • Debido a esta falta de rigor las abandonan rápidamente y vuelven a empezarlas una y otra vez.
  • Con cada nueva iniciativa acaban incluso con más peso del que comenzaron.

Este círculo vicioso de la obesidad, que poco a poco mina la moral de las personas que padecen sobrepeso, es a menudo la causa principal que explica el fracaso de las dietas mágicas y lo que está detrás de muchos efectos secundarios graves, como la pérdida de masa muscular, la desnutrición, problemas digestivos y afecciones en algunos órganos. Un cuerpo humano sano no tiene ningún problema en asimilar una dieta durante unos cuantos días, pero no hay organismo que resista excesos o desequilibrios prolongados a lo largo del tiempo. Porque una cosa es el período de adelgazamiento rápido, la cura necesaria para transformar el estilo de vida del obeso, y otra las fases de estabilización y mantenimiento de un régimen. Todos los especialistas ponemos en práctica métodos en los que los resultados son visibles en un plazo corto, pero se trata de la etapa más breve y, al contrario de lo que piensa la gente, la más sencilla. Si uno asume el suficiente compromiso, puede llevar a término una cura de adelgazamiento de unas pocas semanas. Lo complicado es seguir el proceso hasta que se produzca una profunda transformación, no solo en el plano físico, sino en el emocional, en el que está la clave del problema en la inmensa mayoría de las personas con sobrepeso.

La realidad es que no existe ningún ránking de dietas, de la más a la menos efectiva. En todo caso, hay regímenes serios, avalados por profesionales de la medicina y la nutrición, y aventuras dietéticas tan peligrosas como un deporte de riesgo. Pero ni unos ni otros son milagrosos. El milagro está en la mente de cada uno de nosotros, cuando somos conscientes de la necesidad de cuidar de nuestra salud y procurarnos una existencia armoniosa y feliz.

Por eso, si quieres saber cuál es la mejor dieta para adelgazar, vete a ver a un especialista. Él te ayudará a poner en marcha el mejor tratamiento para ti.

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