En consecuencia, cada vez debería ser más difícil ignorar los consejos sobre la necesidad de llevar una vida activa en un tiempo que nos invita a pasar demasiado tiempo en el sillón, sea trabajando o descansando.
El deporte se erige como un gran aliado de la vejez, por su papel clave a la hora de minorar los procesos de envejecimiento y de favorecer una edad madura activa e independiente. En estos años, ya estamos en condiciones de constatar que la práctica deportiva en la última etapa de la vida marca una gran diferencia.
Las personas se encuentran más sanas, con más ganas de vivir, requieren menos atención médica gozan de mayor autonomía para seguir conduciendo su vida con libertad.
Los beneficios parecen claros en cuanto a la movilidad y la fuerza, pero es que también se presentan en relación con la actividad cerebral. De hecho, ya existen numerosos experimentos que demuestran que el deporte fomenta la actividad neuronal y mantiene en buena forma las conexiones cerebrales entre las personas jóvenes y adultas.
Beneficios cerebrales del ejercicio físico
Ahora, un estudio llevado a cabo entre personas mayores ha comprobado que el ejercicio físico también revitaliza la actividad mental y resulta positiva para las funciones cognitivas y la memoria. En la investigación, se analizó la dinámica cerebral de un grupo de personas mayores de 60 años, todas ellas caracterizadas por llevar una vida sedentaria. Tras el primer análisis, una parte de ellas comenzó un programa de ejercicio aeróbico, mientras otra parte continuó con su inactividad.
Al cabo de unas semanas, un nuevo examen de sus respectivos cerebros permitió comprobar que los deportistas habían reactivado sus conexiones neuronales y mostraban mejor comportamiento en el conocimiento y la memoria que quienes seguían en el sedentarismo.
Por tanto, el estudio ofrece una primera evidencia de las ventajas del deporte en el plano mental, aunque requerirá de sucesivos estudios y con grupos más amplios de población para confirmar la hipótesis.
Si regresamos a nuestra vida diaria, la lección es clara. No debemos dejar de hacer ejercicio bajo ningún concepto, al margen de la edad y los pequeños achaques. ¡No puede haber excusas!
