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El bagaje deportivo puede reducir el riesgo de padecer enfermedades crónicas

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Cuando uno ha llevado un estilo de vida atlético, en el que la práctica deportiva ha sido exigente e incluso competitiva, se supone que tiene una mayor inclinación a cuidarse y vivir de forma sana. Hay excepciones, pero la mera observación nos indica que este patrón se mantiene en la mayoría de los deportistas de elite.

Por eso, los miembros de este colectivo suelen sufrir menos enfermedades crónicas que el resto de los seres humanos, como las ligadas a hábitos nocivos como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el sedentarismo o el desorden alimenticio.

Pero además de la conducta, está la fisiología. ¿Haber disfrutado de una vida deportiva intensa ha tenido como consecuencia que el cuerpo esté mejor preparado para resistir frente a las enfermedades crónicas que surgen con la edad?

Un grupo de científicos portugueses se ha hecho esta pregunta y ha tratado de responderla a través de un estudio realizado sobre casi dos mil personas, divididas en tres grupos: atletas de elite, deportistas habituales e individuos que no hacen ejercicio de forma regular. A todos ellos se les pidió completar un cuestionario en el que se les consultaba sobre su práctica deportiva, sus hábitos de vida y algunos indicadores de su salud, como datos de analíticas o información sobre posibles enfermedades que pudieran padecer.

Uno de los hallazgos que obtuvieron fue que, efectivamente, los atletas de élite sufrían un 70 por ciento menos de costumbres nocivas para la salud como el tabaco o el consumo de alcohol con respecto a las personas sedentarias. Y en lo que respecta a los indicadores de salud, los individuos sedentarios presentaban datos más negativos en cuanto a la presencia de colesterol, triglicéridos, glucosa o presión arterial. No obstante, en lo que no se halló tanta diferencia fue en el Índice de Masa Corporal (IMC).

Si bien el IMC era menor en los atletas de elite con respecto a los otros grupos, la diferencia entre varones era mucho menos acusada que entre mujeres. Los hombres de cualquiera de los grupos mostraban escasas diferencias en cuanto al porcentaje de personas con sobrepeso. Sin embargo, las mujeres atletas mantienen en general menos problemas con el peso que los otros colectivos de mujeres. Este hecho, junto a otros factores, hace pensar a los autores que la actividad deportiva intensa proporciona más ventajas al género femenino.

En todo caso, el conjunto del estudio sí parece confirmar que el deporte exigente en la juventud y hasta bien entrada la madurez, previene claramente de incurrir en hábitos nocivos y, en consecuencia, ayuda a retrasar la aparición de enfermedades crónicas cuya raíz parece cada día más claramente asociada al estilo de vida. Es decir, un estilo de vida saludable puede hacer mucho por evitarlas y minimizarlas. Es algo que debemos tomarnos muy en serio.

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