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Costumbres perniciosas en relación con la comida (I)

Resulta esclarecedor comprobar que buena parte de las personas obesas y con sobrepeso incurren generalmente en una lista de costumbres perniciosas, que sumadas una a una, con su dosis diaria, alientan un pésimo rendimiento de la tasa metabólica.

Por eso es necesario tenerlas en cuenta para cambiarlas de inmediato cuando se comienza el proceso de adelgazamiento. Imagina que realizamos un pequeño test en el que tienes que responder con un “sí” o un “no” a estas preguntas:

Test de las costumbres perniciosas pedro voltas jurado

Veamos las implicaciones de cada una de las respuestas. En este post vamos a hablar de las cuatro primeras.

Tardar en desayunar 

Si no desayunamos de inmediato, estamos predisponiendo al cuerpo a que retenga el máximo del primer alimento que tomemos al cabo del día. Sin hacer nada especial, el mantenimiento de este mal hábito implica la ganancia mínima de peso. Debemos pensar que nuestro metabolismo es como una hoguera que hay que mantener siempre encendida. Por eso, tras el necesario período de ayuno que nos marca el sueño, hay que reactivar la actividad metabólica en cuanto sea posible.

Picar entre horas

Se trata del hábito más nefasto para nuestro proceso metabólico. Las cinco comidas preceptivas han de ser más que suficientes para que nuestro organismo se nutra y demos oportunidad a un gasto proporcional de energía. Al romper el ciclo y comer sin orden, contribuimos a que la acción catabólica se reduzca al mínimo y, por el contrario, acumulemos más masa corporal, a menudo en forma de grasa. Por otra parte, este hábito impulsa la oxidación celular. Junto con los atracones nocturnos, es el factor clave para una obesidad severa.

Saltarnos comidas 

Todavía hoy hay personas que piensan que por comer menos veces al día van a perder peso. Nada más lejos de la realidad. Cuantas menos comidas se hacen, crece la tendencia a acumular grasa, sobre todo a partir de los 35 años. Además, aunque no nos demos cuenta, al reducir el número de ingestas no disminuimos la cantidad. Al contrario, nuestro organismo come con más voracidad y tardamos más en saciarnos, por lo que las cantidades son más generosas.

 Comer poco de lo que deberíamos comer más y mucho de lo que no nos conviene

Por sorprendente que parezca, y contradiciendo la visión popular, abundan los obesos malnutridos. Con el paso de los años terminamos comportándonos como esos niños caprichosos que solo quieren comer de lo que les gusta. Aun cuando uno pueda tener alguna fobia hacia un alimento concreto, hay suficiente variedad de texturas y sabores para que hagamos la combinación adecuada de todos los nutrientes. Si hay que abusar de algo es de los alimentos catabólicos, los que nos ayudan a consumir energía y quemar grasas. Del resto, lo conveniente es comer variado y con moderación. Y si usted padece un sobrepeso notable, piense que hay cosas a las que tiene que renunciar de forma habitual y disfrutar de ellas en contadísimas ocasiones.

Por otra parte, otro error relacionado con la escasa variedad es el de abusar de los alimentos procesados y refinados, listos para comer. En teoría nos facilitan la vida, pero también perjudican a nuestro balance metabólico. Un ejemplo típico es consumir zumo de naranja en vez de una naranja entera: cuando me tomo el zumo, mi cuerpo lo absorbe cinco veces más rápido y disparo la generación de insulina, algo que como hemos dicho, favorece la acumulación de grasa. Al mismo tiempo, dejo de consumir un componente que aceleraría la tasa metabólica, la fibra de la fruta.

Vete reflexionando sobre tus respuestas y en la próxima entrega concluimos con el tema.

 

 

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