¿Caminar o correr?

caminar o correr

Cuando los pacientes comenzáis una cura de adelgazamiento os insistimos mucho en que tenemos que completar la dieta con un programa deportivo, por muy modesto que sea. Por lo general, muchas personas obesas o con sobrepeso padecen este problema también porque apenas hacen ejercicio físico. Pero así como la mayoría no tiene gran dificultad en empezar la dieta, ponen más excusas para el deporte: falta de tiempo, pudor porque no quieren que les vean en el gimnasio, o porque piensan que no van a ser capaces de hacer deporte de forma regular.Quizá la clave sea decir que no se trata tanto de comenzar una actividad deportiva con mayúsculas (gimnasio, programas de entrenamiento), sino de hacer ejercicio físico. Por eso siempre recomiendo empezar por el trabajo más sencillo para el cuerpo, que es el de caminar. Con una práctica adecuada, es una herramienta fundamental para contribuir al adelgazamiento y al cambio en el estilo de vida.

Cuando caminamos contribuimos a mejorar el balance metabólico, ya que a la restricción típica en la ingesta de calorías se suma un mayor consumo de energía. Es una actividad física que no presenta riesgos de lesión a priori, siempre que nos aseguremos de transitar por espacios llanos y de buen firme y que nos invirtamos en ella más de una o dos horas seguidas. Ni siquiera es necesario llevar un atuendo deportivo o calzado muy especial, aunque es bueno caminar con ropa cómoda y con zapatos que no nos provoquen rozaduras o incomodidades.

Si es importante caminar seguido un mínimo de 45 minutos. Es el tiempo a partir del cual el organismo consume nuestras reservas de grasa y, asimismo, marca el período mínimo para garantizar un cierto trabajo físico, necesario para revitalizarnos y fortalecer los músculos del cuerpo. Conviene llevar un ritmo consistente, que incluso incrementaremos de forma gradual con el paso de los días, según adelgacemos y nos vayamos encontrando mejor. No obstante, es más relevante el tiempo continuado que la intensidad del ritmo.

Al cabo de un tiempo, cuando hayamos perdido peso y nos veamos con capacidad para abordar ejercicios más exigentes, quizá sea el momento de comenzar con actividades como correr. En ese momento debemos ser conscientes de que hay otras implicaciones: un equipamiento adecuado, entre otras, pero sobre todo saber que hay que seguir un programa de entrenamiento. Deberemos asimilar nociones básicas de atletismo, que incluyen la atención a aspectos como el modo de de correr, los ciclos de trabajo y algo fundamental, los estiramientos previos y posteriores que previenen las lesiones.

Mi consejo es que no hemos de tener prisa por introducir un cambio radical en el menor plazo de tiempo posible. Cuando nos lo tomamos con ansiedad, lo más probable es que abandonemos pronto y sin conseguir una parte importante de nuestros objetivos. Si somos constantes y trabajamos para el largo plazo, veremos los resultados antes de lo que esperamos.

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