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¿Vas a comenzar una dieta? Algunos consejos previos (I)

Comenzar una dieta Pedro Voltas Jurado

 

¿Tienes claro que quieres empezar una dieta? ¡Enhorabuena! Nunca es tarde para empezar.

Ahora debes elegir la fecha para el comienzo. Sobre esta decisión podemos hacer algunas consideraciones. Las fechas estrella para empezar un cambio de vida pueden ser adecuadas para ti, porque en ellas se percibe una especie de motivación colectiva que tal vez te puede ayudar. Por ejemplo, el comienzo de año, en que todos rellenamos una lista de propósitos que cumpliremos o no, pero que desempeñan un papel renovador muy necesario para llenar nuestra mente de nuevos retos.

O el final del invierno, época en la que somos conscientes de que nuestra imagen física será mucho más visible. Como se suele decir, es el momento de la «caída del abrigo», en el que nuestra silueta en toda su rotundidad, para bien o para mal. No soy partidario de que esta excusa sea el detonante del cambio, si bien entiendo que sentirse bien con la propia imagen es un argumento relevante para adelgazar. Cualquiera de esos dos períodos, u otra cita habitual del calendario, que es el comienzo del curso escolar, pueden servir para nuestras intenciones.

No obstante, estas fechas solo serán aptas si encajan con nuestra dinámica vital. Porque hay otros factores que también influyen en la elección del momento. Hemos de valorar si vamos a disponer de tiempo suficiente para que el adelgazamiento sea el centro de nuestro proyecto personal, más allá de las obligaciones profesionales y familiares. De alguna manera, empezar nuestra transformación conlleva renunciar o, al menos, apartar temporalmente otras actividades.

Piensa que debes llevar a la práctica un plan de alimentación riguroso y ordenado, para el que es preferible que las comidas principales se realicen en casa. Al mismo tiempo, tendrás que reservar al menos una hora diaria para practicar ejercicio físico. En cierta medida, la nueva etapa de tu vida implica excluir temporalmente o para siempre hábitos y costumbres que son corresponsables de tu gordura.

En esta línea, las personas cercanas a ti deberán ser respetuosas con el plan que vas a comenzar. Sé que es difícil conciliar este hecho con la intimidad, máxime cuando no pocos obesos han fracasado muchas veces en su intento de adelgazar. Estamos cansados de llevar una dieta interminable y nos da vergüenza que los demás piensen que no tenemos remedio. Por otro lado, en ocasiones se entabla una triste rivalidad entre los individuos, de celos y envidias. Nos encontramos con que el principal freno del obeso son sus amigos y familiares, que en vez de animarle a continuar, le tientan continuamente con saltos de la dieta.

Frases del tipo «para qué quieres adelgazar si estás muy bien así», «por comer un pastel no vas a estropear tu dieta», «no adelgaces más, que te estás quedando hecho una birria», que todos hemos escuchado más de una y dos veces, atacan la línea de flotación emocional de quien está a régimen y le invitan a tirar la toalla. Hay que pedir a los que nos quieren que nos ayuden, porque con la salud no se juega y porque se supone que todos queremos el mayor bienestar para nuestros seres queridos.

En la próxima entrega continuaremos con algunos consejos más.

 

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