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Recomendaciones de la comunidad médica para las personas adultas con obesidad y sobrepeso

Recomendaciones obesidad

En muchas fuentes de información y en este mismo blog se dan muchos consejos a las personas con problemas de sobrepeso para que tomen conciencia de la importancia de mantener un peso dentro de los límites razonables (de acuerdo con los estándares que se manejan, entre 18,5 y 24,99 de IMC (Índice de Masa Corporal). Recientemente, El Colegio de Cardiología de Estados Unidos ha publicado una guía con las recomendaciones que deben darse a los pacientes obesos para que se convenzan de cambiar su estilo de vida.

Me ha parecido interesante recogerlas porque muestran la norma compartida por miles de profesionales de la salud a la hora de abordar el diagnóstico y el tratamiento de los enfermos. No todas las recomendaciones tienen la misma fuerza. Algunas de ellas son incontestables porque están basadas en evidencias claras de la investigación.

Otras, sin embargo, tienen un carácter prudencial porque todavía no existe un consenso en la comunidad médica por falta confirmación científica. Son estas las que explican que, como pacientes, nos encontremos a menudo con diferencias de criterio entre especialistas en, por ejemplo, estrategias dietéticas. Enumeremos las más relevantes:

  • Cuanto mayor es el IMC de una persona, aumentan la posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes de tipo 2, y de morir a edad temprana.
  • Cualquier mínima pérdida de peso, mantenida de forma estable (a partir de un 3-5%), ya tiene efectos positivos para las personas con riesgo cardiovascular.
  • Para lograr una pérdida de peso sostenida, las dietas pueden estar basadas en un consumo máximo de calorías (1.200 kcal. las mujeres, 1800 los varones), la reducción de consumo en torno a 500-750 kcal. diarias, o la restricción de la ingesta de determinados alimentos (con alto nivel de carbohidratos, alto nivel de grasas o bajo nivel de fibra). El Colegio reconoce que en este apartado no se puede proporcionar una sola directriz, sino que depende en gran medida del estado de salud de cada paciente.
  • La adopción de una dieta, cuyo período habitual de duración no puede ser inferior a seis meses si quiere lograrse una transformación estable, ha de ir acompañada de un plan de ejercicio físico paralelo.
  • No está demostrado plenamente que la utilización de fármacos o cirugía, frente a otras terapias, logre mejores resultados a largo plazo en la pérdida de peso, incluso en el caso de pacientes con alto grado de obesidad.

Vemos que las indicaciones confirman la línea de trabajo que los especialistas llevan aplicando en los últimos años. Quizá el apartado más discutido sea el del régimen alimenticio que debe seguirse. Más allá de aconsejar un control del número de calorías o de que se eviten algunos alimentos, el Colegio entiende que no hay una dieta cuya eficacia sea claramente superior a las demás. Y advierte sobre la falta de base científica de las propuestas que dan excesiva proporción a un grupo de nutrientes, en detrimento de otros.

Por ello, en definitiva, siguen insistiendo en la necesidad de acudir a un profesional cuando padecemos de obesidad y queremos lograr un cambio real y saludable en nuestro estilo de vida.

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