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La grasa no es tan fiera como la pintan

Grasas

Uno de los tópicos más extendidos en el ámbito de la nutrición es que las grasas son un componente que debemos erradicar de nuestra dieta. Desde los años setenta, tal como apunta L. Jiménez en su libro Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable, se ha asociado el consumo de grasas a la obesidad, las enfermedades vasculares y al aumento del colesterol malo. Aunque investigaciones más recientes han minimizado este impacto negativo de los lípidos, todavía se mantiene la máxima científica y popular.

Por mi parte, sí reconozco que limito el consumo de grasas durante la primera fase de las curas de adelgazamiento que prescribo , al igual que la ingesta de carbohidratos presentes en el pan u otros derivados de los cereales, o de determinadas fuentes de proteínas. Pero en este caso, se trata de una medida necesaria para mejorar el proceso metabólico y favorecer el adelgazamiento sostenido, ya que las grasas contienen de media el doble de calorías que otros nutrientes. Sin embargo, en las fases posteriores incluyo los lípidos dentro de una dieta completa y equilibrada. En el retorno a la normalidad, las personas que padecen sobrepeso u obesidad tienen que manejar correctamente su alimentación sin prescindir de ninguno de los tres nutrientes básicos para el ser humano. Esto incluye, por tanto, el consumo de alimentos con contenido graso, que no les van a llevar necesariamente a engordar de nuevo.

La clave está en realizar las combinaciones adecuadas de nutrientes y tener en cuenta el factor de la saciedad. Debemos consumir mayores cantidades de alimentos que no solo no nos engordan sino que aceleran nuestro metabolismo y nos sacian (como por ejemplo, los carbohidratos vegetales) y reducir la ingesta de productos ricos en grasas o en carbohidratos de acción rápida (como todos los que incluyen azúcares) que no eliminan la sensación de hambre . Pero en ningún caso hemos de prescindir de ningún grupo de nutrientes, a diferencia de lo que recomiendan las dietas disociadas tan de moda. Aunque a corto plazo ofrecen resultados sorprendentes, en el medio plazo tales regímenes no contribuyen a una erradicación del sobrepeso y pueden causar problemas graves en el organismo. Diversos análisis científicos, como el de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad apuntan a esta conclusión.

Sin embargo, sí hay un tipo de grasas que debemos erradicar de nuestra cesta de la compra. Como dice el Sr. Jiménez, me refiero aquellos lípidos llamados grasas trans o hidrogenadas que han sido artificialmente manipulados por la industria alimentaria para sacarles mayor partido en el proceso de fabricación de los alimentos o para facilitar su conservación. Se trata de grasas presentes en comidas preparadas, bollería industrial y productos similares. A menudo contribuyen al sobrepeso y pueden tener efectos nocivos sobre nuestro cuerpo.

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