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La clave está en el equilibrio nutricional

La nutrición equilibrada

Como sabéis, una de las dietas que más de moda ha estado en los últimos años es la que recomienda adelgazar a base de prescindir de algunos grupos de nutrientes en favor de las proteinas. Es el caso de la Dieta Dukan, la Dieta Proteinada, o la Paleodieta, con la que muchas personas han intentado perder peso. Al margen de la controversia que han generado por los posibles efectos negativos para el organismo, también han suscitado el interés de la comunidad médica para determinar si efectivamente representan una vía válida para adelgazar y, sobre todo, para mantener una buena salud. Porque no solo se trata de perder peso, sino de tener un organismo equilibrado, que no presente carencias, no envejezca antes de tiempo y no sea víctima potencial de graves enfermedades. Por encima de las calorías está la calidad de la nutrición.

En esta línea se sitúa un trabajo reciente sobre el papel que desempeña la alimentación en el mantenimiento del peso, la salud y la longevidad. Los investigadores han usado como variables la ingesta de más o menos calorías y las combinaciones de alimentos (proteínas, carbohidratos y grasas) para estudiar su efecto en animales de laboratorio y poder extraer hipótesis válidas para la nutrición humana. Como gran conclusión, señalan que parece que la buena salud y la longevidad no dependen tanto de controlar el número de calorías que se ingieren como de llevar una alimentación equilibrada, en la que no deben faltar los tres grupos de nutrientes. Realizan esta afirmación como respuesta a quienes apuestan solo por dietas bajas en calorías o dietas basadas principalmente en un solo tipo de alimentos.

En su experimento han comprobado, por ejemplo, que un exceso de proteínas no resulta positivo a largo plazo, al igual que tampoco un mayor porcentaje de carbohidratos en detrimento de otros nutrientes. En concreto, han descubierto una mayor tendencia hacia la salud y la longevidad en aquellas combinaciones con una menor proporción de proteínas y una mayor cantidad de carbohidratos: «Las dietas bajas en proteínas y altas en carbohidratos se han asociado con una menor presión arterial, mayor tolerancia a la glucosa [menor insulinorresistencia, que conduce a la acumulación de grasa], una tasa más equilibrada de colesterol y menos triglicéridos». Según los autores, esta afirmación es coherente con las investigaciones que apuntan a que una dieta alta en proteínas y baja en carbohidratos conduce más fácilmente a padecer enfermedades cardiovasculares en los seres humanos. En cuanto a las grasas, el estudio apunta que su ingesta debe ser menor que la de hidratos de carbono.

¿Qué podemos deducir del estudio? Evidentemente, que los regímenes basados en proteínas no son apropiados si se mantienen durante un plazo muy largo porque afectan de manera negativa al balance de macronutrientes que necesita el cuerpo para estar sano. Es cierto que los promotores de este tipo de dietas no pretenden que quienes se someten a ellas las lleven a cabo durante muchas semanas. Sin embargo, albergan un peligro claro. Como a menudo son realizadas por cuenta propia del paciente, muchos obesos tienden a aplicarlas de forma errónea. Es bastante habitual que repitan varias veces las fases iniciales porque no han sido capaces de realizar el ciclo completo de la dieta, que en las fases posteriores reducen la proporción de las proteínas en favor de otros alimentos. Con ello, su alimentación se vuelve muy desequilibrada.

Por eso, parece mucho más acertado abordar una dieta de adelgazamiento en la que nunca falte una combinación proporcionada de nutrientes, prescrita por un especialista y de acuerdo con las condiciones particulares de cada individuo. No experimentes con tu cuerpo.

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