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El rechazo social de la obesidad

Racism
Una de las vertientes con las que trabajamos los especialistas en nutrición es la psicológica. En no pocas ocasiones, detrás del exceso de peso de muchos pacientes se encuentran desórdenes psíquicos que conducen a las personas al desequilibrio en la alimentación. Lo cierto es que existe todavía un horizonte de estudio muy amplio en torno a la psicología de la obesidad, puesto que no tenemos todavía suficientes análisis concluyentes.
Más allá de las causas psicológicas que fomentan en los individuos una conducta alimentaria desequilibrada que les lleva al sobrepeso, hoy quiero comentar una de las consecuencias más graves, el rechazo social a los obesos. Si hubo algún tiempo en que estar gordo podía ser sinónimo de riqueza y felicidad, cosa que pongo en duda, en nuestra época se afianza el prejuicio negativo hacia quienes padecen el sobrepeso.
El canon dominante de belleza, difundido constantemente por el mundo de la comunicación y la publicidad, ha endiosado la imagen de los individuos bellos, delgados y eternamente jóvenes. El problema de esta tendencia es que ha convertido la perfección física en un fin en sí mismo al que se orientan millones de personas, deseosas de parecerse lo más posible a los seres supuestamente maravillosos que aparecen en los anuncios, el cine o la televisión. Y por el contrario, poco a poco va calando el desprecio hacia quienes representan el modelo opuesto, como es el caso de los obesos. A mi juicio, se trata de un estereotipo muy peligroso, por varios motivos.
Por una parte, ha desatado una competición obsesiva por ver quién está más delgado o más joven, que lleva a cometer excesos en contra de la propia salud. Mediante tratamientos extremos, intervenciones quirúrgicas y dietas milagro se rompe la necesaria relación entre un aspecto físico saludable y el bienestar del organismo. La apariencia fisica se llena de artificiosidad y puede llegar a ocultar enfermedades muy graves.
Por otra parte, la obesidad se convierte en un elemento de discriminación social, del mismo modo que la raza, el sexo o las creencias. Este hecho, cada vez más patente, causa graves problemas en las relaciones entre las personas. Y, asimismo, dificulta más el camino para la recuperación de quienes padecen sobrepeso, que pueden llegar a considerarse portadores de un estigma que parece no tener solución, cuando no es así.
El avance del rechazo social se está confirmando con investigaciones como la que han realizado un grupo de especialistas sobre las actitudes implícitas hacia la obesidad. Tras realizar un
Test de Actitudes a medio centenar de individuos, apuntan a que el rechazo a las personas obesas se ha convertido en patrón subyacente de la conducta de muchos individuos. Cabe pensar que ello puede afectar negativamente a quienes padecen esta enfermedad en sus relaciones profesionales, sociales y afectivas. Te invito a que reflexiones sobre esta cuestión.

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