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El buen estado de forma en la juventud puede ayudar a prevenir enfermedades como la diabetes de tipo 2

Deporte gente joven

La gran ventaja de los enormes avances en investigación científica es que muchas cuestiones que nos parecían correctas por la experiencia acumulada o el mero sentido común se confirman a través de los estudios. Estas evidencias nos ayudan a concienciarnos aún más sobre el cuidado de la salud, sobre todo desde el punto de vista preventivo.

Este comentario viene a cuento en relación con la idea de que hay que mantenernos en un correcto estado de forma durante toda nuestra vida. Cada etapa vital marca unos condicionantes sobre el tipo de ejercicio físico que debemos realizar, pero lo que sí está claro es no debemos abandonar nunca la actividad física, más o menos intensa.

Si actuamos de ese modo, tenemos muchas más posibilidades de evitar, o como mínimo retrasar, el desarrollo de enfermedades que devienen a partir de la mediana edad y que, en cierta medida, están relacionadas con la trayectoria que hemos seguido para cuidar de nuestra salud.

Por ejemplo, recientemente se ha publicado un estudio muy amplio sobre la influencia del estado físico en el desarrollo de la diabetes de tipo 2 (la que suele estar relacionada con el sedentarismo o la mala alimentación, entre otros factores). Un grupo de investigadores suecos ha tenido acceso a los datos de 1,5 millones de varones que tenían 18 años cuando comenzaron el servicio militar, entre 1969 y 1997.

A todos se les sometía a control para evaluar su forma física en cuanto a capacidad aeróbica y potencia muscular. Tras comparar los resultados con la incidencia de diabetes de tipo 2 al cabo de unos 25 años en el mismo grupo de personas, de acuerdo con su historial médico, los investigadores han descubierto que aquellos que en los test militares se encontraban en baja forma física, tenían un riesgo mayor de padecer diabetes.

De los dos factores físicos, el más relevante en relación con la diabetes es la capacidad aeróbica deficiente. La potencia muscular tiene menos influencia como elemento de riesgo.

En cualquier caso, el estudio confirma una vez más que la posibilidad de sufrir determinadas enfermedades ya surge en edades tempranas. Hoy día nos encontramos con muchos jóvenes, especialmente mujeres, que han arrinconado el ejercicio de su estilo de vida. La vida sedentaria no solo caracteriza a las horas de trabajo o estudio, sino también afecta a su tiempo de ocio.

Por tanto, es importante que inculquemos a nuestros hijos el hábito de la actividad física para que se convierta en una constante durante toda su vida.

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