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Ejercicios cortos de alta intensidad frente al ejercicio continuado

En la lucha por conseguir que los adultos sedentarios se levanten de sus sillones y vuelvan a hacer deporte, en estos años se han puesto de moda tanto máquinas de entrenamiento como programas de ejercicio intensivo que pretenden suplir un plan deportivo continuado y a largo plazo. Las aplicaciones de móviles y la redes sociales han contribuido a extender estas prácticas.

Un buen ejemplo de esta moda son las aplicaciones que nos ofrecen planes de ejercicio de pocos minutos al día. Se presume que debido a la falta de tiempo y de voluntad, tales planteamientos ayudarán a que muchos tengan la solución perfecta para resolver su falta de actividad física. No parece tan fácil.

Aunque algunos de estos métodos vienen avalados por el conocimiento científico, no soy partidario de ponerlos en práctica, sobre todo por parte de aquellas personas que padecen sobrepeso u obesidad. El cuerpo tiene que estar preparado mínimamente para trabajar. Si una persona lleva mucho tiempo sin hacer deporte, lo menos indicado es que de la noche a la mañana empiece a lo bruto con una sesión de musculación, y menos sin supervisión de un especialista. Por eso, si os han recomendado algún programa similar y respondéis a un perfil muy sedentario, conviene que tengáis en cuenta las posibles consecuencias que entraña:

  • Por una parte, comenzar un ejercicio a un ritmo muy intenso y sin el adecuado calentamiento y progresión, puede desencadenar lesiones musculares y articulares. Por ejemplo, si padeces obesidad y de repente te pones a hacer treinta sentadillas, como mínimo al día siguiente tendrás unas buenas agujetas.
  • Al encadenar varios ejercicios intensos, aumenta el peligro de sufrir un accidente cardiovascular si tu cuerpo no está entrenado.
  • La duración completa del programa es muy breve, insuficiente para garantizar un cambio real en el estado de forma. Y si tu objetivo es el de adelgazar, el planteamiento debe ser el del ejercicio continuado.
  • Estos planes pueden incentivar la frustración y el abandono, ya que presentan expectativas muy elevadas, que rozan lo milagrero. Pasa igual que con las dietas relámpago, cuyas consecuencias son imprevisibles y a menudo llevan a una situación peor que la de partida. Cuando vemos que los resultados inmediatos no aparecen, desistimos y retornamos a la vida sedentaria.

Desde el punto de vista científico, y teniendo en cuenta el horizonte de la obesidad, hay estudios que apuntan precisamente que el ejercicio de carácter aeróbico tiene mayores beneficios iniciales sobre las personas que presentan sobrepeso. Los programas de alta intensidad, orientados más bien a alcanzar un grado óptimo de forma física, no son tan eficaces en la primera etapa a la hora de contribuir a la pérdida de grasa y la redistribución de la masa adiposa en el organismo. Sabéis que además de que es necesario reducir el porcentaje de grasa, también conviene que se reparta adecuadamente por el cuerpo y no se acumule en las zonas más delicadas, como en el abdomen, alrededor del hígado o en torno al corazón.

Por todo ello, antes de lanzaros a los programas de alta intensidad tan de moda, consultad con vuestro especialista.

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