El estilo de vida sedentario y el uso de los vehículos para el desplazamiento hace que una gran parte de la sociedad no realice la actividad física mínima.
Tales circunstancias conducen a una pérdida general de las condiciones físicas y, lo que es peor, favorecen la aparición de muchas enfermedades y reducen la esperanza de vida. Diversos estudios señalan que en torno a un 10% de las muertes prematuras se deben en parte a la falta de ejercicio, y que la actividad física puede reducir el fallecimiento antes de tiempo en un 25%.
Evidentemente, luego está el nivel de ejercicio, que a menudo implica algo más que el mero hecho de caminar. Ahora se recomienda mucho andar, y se utilizan dispositivos electrónicos para medir si alcanzamos los 10.000 pasos diarios.
No obstante, puede ser insuficiente, ya que se apunta que lo realmente eficaz es el ejercicio programado, con rutinas de actividades que fomentan la capacidad aeróbica, pero también la fuerza. En todo caso, andar es mucho mejor que estar sentado en la silla o en el sofá, o moverse solo en vehículos.
Diez minutos más al día, 100.000 muertes menos al año
Un nuevo estudio publicado hace unos meses, que examina datos de salud y ejercicio de casi 5.000 adultos, ha apuntado que solo con aumentar 10 minutos al día la actividad física de la población, podrían evitarse más de cien mil muertes anuales en Estados Unidos, país de donde se han extraído los datos. Y si en vez de 10 fueran 20 minutos, hablaríamos de más de 200.000 individuos al año.
La conclusión no es especialmente novedosa sobre la necesidad de hacer deporte, pero sí resulta elocuente en cuanto a los datos aportados, ya que se basan en la evolución de la vida de muchas personas.
Es otra evidencia científica más de que hay que introducir el ejercicio de forma sistemática en todas las edades, y más cuando observamos día a día que el sobrepeso y la obesidad en la población occidental aumenta sin parar.