Debemos reconocer que, por una parte, existe un amplio abanico de situaciones en relación con el sobrepeso, ya que no es lo mismo presentar ligeras variaciones con respecto al peso o al porcentaje de grasa estimados como normales, de acuerdo con las características y circunstancias de cada individuo, que padecer lo que específicamente se diagnostica como obesidad.
Por otra parte, hay que ser muy cuidadoso con el estigma social y los problemas de autoestima que causa la obesidad, habida cuenta, además, de la enorme presión que las industrias de la moda y el entretenimiento ejercen en torno a los cánones de belleza y los conceptos de perfección corporal. Ante todo, hay que respetar a las personas y tratar de comprender los condicionantes de su vida.
Pero, más allá de ello, sí me parece importante que no minusvaloremos las consecuencias muy negativas que la obesidad tiene en el ser humano, tanto en el orden físico como en el psicológico. Ya es tópico decir que vivimos bajo una pandemia de esta enfermedad y el grado de tolerancia hacia ella debería decrecer si queremos mitigarla o erradicarla.
Para lograrlo, junto a las campañas de información pública y los planes sanitarios y educativos, siempre es muy relevante el conocimiento individual, que nos empuje a mejorar nuestro estilo de vida. Es un factor decisivo, unido al apoyo de especialistas y un entorno social que fomente una existencia más saludable. Capítulo aparte merece el marketing de la industria alimentaria y de restauración que, hoy en día, no contribuye en absoluto a mejorar los hábitos de los ciudadanos.
A raíz de esta reflexión, me ha parecido oportuno repasar algunos aspectos médicos de la obesidad. En primer lugar, cabe señalar cuándo hablamos de obesidad. Para ello, actualmente se admiten dos criterios, el Índice de Masa Corporal y el porcentaje de grasa. Hay otros enfoques actualmente en debate, pero como referencia básica, por ahora hemos de remitirnos a estos:
- Peso normal: IMC 19-24,9 kg/m2
- Obesidad de grado I: IMC 25-29,9 kg/m2 (lo que comúnmente se conoce como sobrepeso)
- Obesidad de grado II: IMC 30-39,9 kg/m2
- Obesidad de grado III: IMC igual o mayor a 40 kg/m2
Algunos especialistas añaden que la obesidad se manifiesta en hombres con un porcentaje de grasa superior al 25%, y mayor del 33% en las mujeres. El cálculo del IMC se realiza de una manera sencilla, con una fórmula que puedes consultar en este enlace.
Estos datos son una primera indicación de la situación en la que nos encontramos. En función de los resultados, deberemos pensar en mejorar nuestro estilo de vida, bien por nuestra cuenta, lo que es factible en los casos de sobrepeso moderado, o acudiendo a la consulta de un especialista, algo totalmente recomendable con un sobrepeso elevado u obesidad grados II y III.
Patologías asociadas a la obesidad
Por otro lado, nos conviene conocer algunas de las patologías que podemos sufrir si padecemos de obesidad. El repertorio de enfermedades es cada vez más amplio según avanzan las investigaciones y, asimismo, se establecen de manera creciente vínculos entre distintas dolencias. Vamos a repasar las más relevantes:
- Respiratorias: apnea obstructiva del sueño, mayor índice de infecciones respiratorias y problemas de hipoventilación
- Cardiovasculares: hipertensión, arterioesclerosis, enfermedades coronarias o hipertrofia del corazón, varices, entre otras.
- Gastrointestinales y metabólicas: enfermedades del colón, hígado graso no alcohólico, pancreatitis, diabetes, flujo esofágico, dislipidemias.
- Traumatología: desgaste en las articulaciones, contracturas y lumbago.
- Cáncer: se han establecido asociaciones de la obesidad con el cáncer de mama, de próstata, de colon, de páncreas, de hígado o de piel, entre otros.
- Enfermedades mentales: ansiedad, depresión, estigma social, carencia de autoestima.
A todo esto, debemos añadir la dificultad para moverse, realizar tareas cotidianas e incluso para mantener la higiene personal.
No podemos eludir el hecho de que las consecuencias de la obesidad son múltiples y muy graves, en muchos casos. Por tanto, ya no estamos en condiciones de contemporizar con ella o de considerar que es un mal menor en la vida de muchas personas que, a pesar de ella, pueden conducirse con cierta normalidad, aunque día a día con más limitaciones. Si te encuentras en esta situación, tienes que animarte a cambiar, y los especialistas estamos para ayudarte